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Grupo de personas juntando sus manos

7 cualidades del buen compañero de trabajo

Contar con estas cualidades ayudarán a mejorar el ambiente y los resultados de tu empresa

Todos aquellos que hayáis tenido compañeros de trabajo (puede que ejerzáis de autónomos por vuestra cuenta) estaréis de acuerdo en que existe una especie de «fauna» en el trabajo, los típicos tópicos sobre las diferentes personalidades que pueblan una oficina o cualquier otro lugar de trabajo. Así, tenemos al pelota, al amigo de todos, al que siempre se escaquea, el que nunca habla con nadie…

Lo cierto es que es difícil no quedar encasillado en alguno de estos tópicos y, aunque lo intentes, lo más probable es que los demás hagan por ti el trabajo de adjudicarte una etiqueta, aunque sea «el raro» o «el que va de alternativo». En todo caso lo importante es que seas un buen compañero de trabajo y que tus cualidades ensombrezcan todos aquellos tópicos que pudieran pesar sobre ti.

Pero, ¿Qué cualidades ha de tener un buen compañero de trabajo? ¿Cómo sería el compañero de trabajo perfecto? A continuación mencionamos algunas de estas cualidades que, a nuestro parecer, todo trabajador debería tener:

Optimista

Para ser un buen compañero de trabajo hay que ver el vaso siempre medio lleno, las cosas blancas en vez de negras. Si la solidaridad se contagia, el optimismo lo hace aún más. Si una sola persona es capaz de contagiar su optimismo a un grupo, el grupo siempre será más feliz y mejorarán los resultados del grupo y los individuales. Además, el optimista es capaz de aportar nuevas soluciones, de no tirar la toalla y de arrastrar a los demás a sus buenas perspectivas.

Solidario

Un buen compañero de trabajo debe aprender a ser solidario y comprensivo con los demás y con sus circunstancias. Debe estar siempre presente para echar una mano cuando haga falta y ser el primero en ofrecerse voluntario para realizar tareas. La solidaridad se contagia, fomenta el buen ambiente en la oficina y el sentimiento de que siempre hay alguien cubriéndote las espaldas.

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Un buen compañero de trabajo debe aprender a ser solidario y comprensivo con los demás | Getty Images

Atento a los pequeños detalles

Los pequeños detalles suelen ser los que marcan la diferencia. ¿Sabes que el hijo de una compañera ha estado enfermo? Preocúpate por su estado. ¿Has visto un pequeño error en un documento? ¿Ves algo alicaído a alguno de tus compañeros? ¿Has descubierto un programa que puede servir de ayuda? Detalles como estos fomentan la relación profesional y personal.

Tu palabra vale

Para que tus compañeros te consideren un buen compañero de trabajo, lo primero es que se fíen de ti y de tu palabra. Cumple con lo que prometes y no utilices la confianza o la amistad para evitar asumir responsabilidades. La traición o el engaño son dos de las peores acompañantes para un ser humano (y demasiado frecuentes, por desgracia).

Muestra interés en los demás

A todo el mundo le gusta socializar y que muestren interés en su trabajo. Lo importante es que ese interés sea real. Tampoco hace falta que atosigues constantemente a tus compañeros con preguntas, también hay que entender la diferencia entre preocuparse sinceramente por los demás y ser un pesado y un cotilla.

Sé respetuoso

Dentro de una oficina o en cualquier trabajo deben existir unas normas de protocolo que incluyen el máximo respeto a los compañeros de trabajo, ocupen el cargo que ocupen y sea cual sea tu relación con ellos de puertas para afuera. Por supuesto, nada de creerse mejor que los demás o de menospreciar el trabajo de los compañeros.

Capacidad para resolver problemas

Un buen compañero de trabajo no solo debe saber desenvolverse en el ámbito personal, sino también en el ámbito profesional. No todo el mundo tiene la misma capacidad para planificar o para resolver problemas, es cierto, pero lo que nunca se puede negociar es la intención, la actitud y el esfuerzo, que dirían en el argot futbolero.