La época universitaria es, generalmente, la que viene después del instituto. Los jóvenes estudiantes se embarcan en un largo trayecto del que, se supone, saldrán preparados para afrontar el mundo laboral, pero, ¿Acaso la universidad es solo para jóvenes recién salidos del instituto?
La respuesta es, rotundamente no. Es cierto que la mayoría de alumnos de las universidades se ubican en una horquilla de edad que va de los 18 a los 25 años; sin embargo, las universidades son instituciones abiertas a todas aquellas personas que cumplan con sus requisitos.
Las personas con cierta edad (pongamos, a partir de los 35-40 años) que no han estudiado una carrera tienden a creer que ya nunca van a poder hacerlo. Quizá las obligaciones del día a día lo impidan, pero, si no es así, no hay razón para pensar eso.
A continuación os mostramos 7 razones para estudiar una carrera universitaria, a cualquier edad.
Hay gente que, por circunstancias de la vida, no ha podido estudiar una carrera universitaria en su momento. Seguramente tendrán esa espina clavada hasta el fin de sus días. Pero si la vida nos da una segunda oportunidad, ¿Por qué no aprovecharla?
En el cambiante mundo profesional actual es necesario estar siempre actualizándose y formándose. Muchas personas creen que la formación termina en el momento que se termina la carrera o se encuentra trabajo, pero la realidad es que siempre hay estudios complementarios que nos pueden llevar a un nivel superior personal y laboral.
Jamás hay que pensar que ya ha pasado nuestro momento, o que es demasiado tarde para estudiar. El conocimiento no sabe de edades, sexos o grupos sociales. Si de verdad quieres cumplir con el sueño de estudiar una carrera, que la edad no sea lo que te lo impida.
Demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de conseguir el objetivo final, que tenemos las mismas (o más) capacidades que cualquier estudiante recién llegado del instituto. Demostrar, al fin y al cabo, que en esta sociedad y en el mundo laboral actual, sigue habiendo lugar para nosotros.
Podremos conocer gente nueva, personas de otras edades y formas de pensar que, de otro modo, probablemente nunca hubiéramos conocido. Esto, además de aumentar nuestra red de contactos, ayuda a rejuvenecer el espíritu y a saber cómo son los jóvenes del futuro.
El cerebro humano necesita ser constantemente “alimentado” con nuevos estímulos. Afrontar retos como estudiar una carrera ayuda a reforzar y mantener nuestras capacidades mentales, a trabajar nuestro cerebro y evitar que se “oxide”.
¿Qué mejor ejemplo para los hijos que ver a su padre/madre estudiando una carrera universitaria? También es un ejemplo para toda la sociedad, una forma de decirles a otras personas de nuestro grupo de edad, "Hey, tú también puedes hacerlo".
Y, por supuesto, nunca dejes que el temor, la inseguridad o las dudas te impidan estudiar si es lo que deseas.