El espacio de trabajo es el lugar donde desempeñamos nuestra actividad profesional. Puede tratarse de una oficina, un comercio, una sala de trabajo o cualquier otro tipo de estancia, pero en todo caso, debe reunir los requisitos necesarios para permitir que exprimamos al máximo nuestro potencial.
Hay numerosos factores que influyen en el espacio de trabajo. Desde la distancia a nuestra casa, hasta su ubicación dentro de la empresa, pasando por los colores de las paredes. Pero si algo influye decisivamente en el rendimiento laboral es la organización del espacio.
Los lugares de trabajo mal organizados lastran la productividad, provocan errores y pérdidas de información y dan mala imagen a los clientes. En cambio, un espacio de trabajo bien organizado facilita las tareas, agiliza los procesos y ofrece buena imagen de cara al público.
A continuación te ofrecemos 7 consejos para organizar tu espacio de trabajo.
A nadie le gusta acudir al despacho de un profesional y ver cómo tiene los papeles desperdigados por la mesa, mientras nos obliga a esperar pacientemente a que encuentre el documento que busca entre tanto desorden. Además, no es la mejor imagen de presentación, ni para los clientes ni para los jefes.
Los cajones de los escritorios de oficina pueden ser como el bolso de Mary Poppins, nadie sabe lo que puede salir de ahí. Organízalos de tal manera que uses cada cajón para unos documentos/objetos en concreto. Si es un armario comunitario cuyos cajones usa parte del personal, indica de forma visible para qué usar cada estante.
Aprovecha al máximo el espacio y las posibilidades de tu lugar de trabajo. Es importante que no haya elementos que dificulten tu movilidad, que tenga fácil acceso, orientar la mesa para buscar la mejor iluminación, etc. Los elementos deben guardar una armonía para que el espacio de trabajo sea perfecto.
Tendemos a guardar las cosas en el lugar equivocado mientras pensamos: “Ya lo pondré en su sitio“. Pero eso nunca ocurre. Al final, todos los objetos estarán donde no deben, así que el resultado es el mismo: caos y desorden.
La tecnología te ofrece numerosas posibilidades para hacer más habitable tu lugar de trabajo y aprovechar mejor el espacio. Si contratas los servicios de un gestor de Big Data te ahorrarás armarios y archivadores, si apuestas por equipos inalámbricos no te tropezarás con las molestas marañas de cables. También puedes compartir documentos en la nube para que estén siempre disponibles sin ocupar espacio físico.
No hace falta decir que el espacio de trabajo debe estar limpio, sin restos de suciedad, polvo, comida o bebida, como la clásica taza de café, los papeles tirados por el suelo, manchas encima de la mesa, etc. Todo esto contribuye a hacer nuestro espacio de trabajo menos habitable.
En definitiva, el lugar de trabajo debe ser un espacio funcional que, reflejando tu personalidad, esté diseñado para que puedas ofrecer tu mejor rendimiento. Ten en cuenta que no es el salón de tu casa, el espacio de trabajo debe ser cómodo, sí, pero orientado siempre a la organización y la productividad.