La cirugía y los retoques estéticos cada vez son más comunes entre la población. La importancia de la imagen ha incrementado de una forma enorme, principalmente a lo largo del último siglo, y más aún, en la última década con la invención de las redes sociales. Cada época ha tenido su canon de belleza, pero nunca antes había sido tan relevante.
Este canon podemos se puede ver entre las modelos, las actrices, los influencers y otras personalidades famosas: pómulos marcados, labios que resaltan, rostro y nariz finos, piel homogénea, libre de marcas y arrugas… La era digital ha traído este canon y ha logrado que la normalización de los retoques estéticos para lograr estar a gusto con uno mismo. ¿Por qué no cambiar algo que produce inseguridades?
Una de las causas de dudar si realizarse la cirugía estética deseada es la falta de confianza. Pero no en uno mismo, sino en la clínica estética, en el cirujano o en el mismo momento de la operación. El primer paso y la clave para evitar estos nervios es estar absolutamente convencido de la decisión de operarse.
Estar seguro de que se trata de una decisión que uno toma por sí mismo, que realmente le hará feliz y le hará sentir más a gusto consigo mismo con los resultados. Nunca hay que operarse por una opinión ajena, dado que es algo muy personal.
El segundo paso es la elección del profesional. Debe tener el respaldo de la experiencia y sobre todo inspirar confianza. La relación con el cirujano debe ser estrecha, este debe ser cercano y se le deben plantear todas las dudas, miedos, inseguridades… y que él aconseje como un buen profesional.
A veces se tiene una idea en mente que realmente no funciona con la armonía del cuerpo o la cara… Y es el cirujano quien debe comentarlo con el paciente hasta dejar muy claro qué tipo de trabajo va a realizar. Así mismo, cuando termine la operación, o tras el tiempo de recuperación, al mirarse al espejo, se pueda ver justo lo que se tenía en mente.
La cirujana plástica García-Dihinx, con más de 30 años de experiencia en medicina estética, es especialista en calmar los nervios de sus pacientes a través de la confianza y un trato cercano. Entiende perfectamente la necesidad de los pacientes de plantear miles de dudas, y que su deber es resolverlas todas: cómo es la operación, qué tipo de anestesia van a utilizar, cuánto tiempo de recuperación será necesario, cómo va a quedar la zona que se quiera cambiar…
Un buen truco para calmar a los clientes es mostrarles trabajos similares realizados anteriormente, esto da una sensación de seguridad enorme, ya que permite asegurar al paciente que todo irá bien y no es la primera vez.
Después de tener clara la decisión y contar con un buen profesional, el hecho de calmar la ansiedad ante una operación estética está principalmente en uno mismo. Depende de muchos factores como la propia forma de ser, la actitud del entorno hacia esta operación, la capacidad de relajación, …
Una buena técnica es tratar de lidiar con la ansiedad y los miedos, identificando los pensamientos irracionales como exageraciones, situaciones catastróficas o anticipaciones, sustituyéndolos por pensamientos positivos. Se puede recurrir incluso a técnicas de relajación los días previos a la operación.
Los profesionales no pueden asegurar que todo vaya a salir exactamente según lo planeado porque no es una ciencia exacta. Pero sí que van a tener el máximo cuidado y van a realizar todos los estudios necesarios previos y posteriores para que el paciente quede más que satisfecho con la cirugía estética y gane la confianza que necesita en sí mismo.