La circuncisión es una práctica ritual en varias religiones, mientras que desde un punto de vista médico, destaca por ser un tipo de cirugía útil para varones con fimosis, al ayudar a corregir esta afección tan dolorosa y molesta.
Sin embargo, aunque la circuncisión masculina es una práctica habitual tremendamente popular y tradicional en algunos países, la circuncisión femenina se ha convertido en un motivo de lucha por parte de muchas instituciones y organizaciones no gubernamentales, ya que es sinónimo de ablación del clítoris. A diferencia de en el caso de los varones, no posee ningún tipo de beneficio médico, como veremos.
¿Qué es y en qué consiste la circuncisión, tanto masculina como femenina? ¿Puede aportar beneficios cuando es practicada médicamente?
Básicamente podríamos definir a la circuncisión masculina como la extirpación quirúrgica de la piel que recubre la punta del pene, médicamente conocido con el nombre de prepucio.
Se trata de un procedimiento verdaderamente frecuente entre los recién nacidos varones de una buena cantidad de países. De hecho, para algunas familias se convierte en un auténtico ritual religioso, como un tema de tradición familiar.
Es lo que ocurre en la cultura y religión judía, en cuyo caso nos encontramos ante una circuncisión ritual (o brit milah), donde se caracteriza por ser el primer mandamiento dado por el primer judío, Di-s a Abraham y se convierte en una parte ciertamente central del judaísmo.
En la Torá, que consiste en el conjunto de leyes que recibieron los israelitas sobre determinados asuntos, se especifica claramente que “Este es Mi mandamiento que observarás entre Mi y tú y tus hijos después de ti, de circuncidar a todos los varones. Circuncidarás la carne de tu prepucio, y será una señal del pacto entre Yo y tú" (Ibíd. 17:10-11). Se trata, por tanto, de una “señal del pacto” entre Yavé y Abraham, y posteriormente entre Yavé y el pueblo judío.
Pero también se cita en numerosas ocasiones en el Antiguo Testamento (para los cristianos) y en el Tanaj, la Biblia hebrea, consistente en el conjunto de 24 libros canónicos en el judaísmo, dentro del que nos encontramos a la ya citada Torá (o Ley).
En la tradición hebrea es el padre el encargado y responsable de preparar la ceremonia. Esta debe llevarse a cabo por la mañana muy temprano, y estar luego precedida por una vigilia que se consagra a través de rezos.
La circuncisión también puede convertirse en una cuestión de higiene personal o como cuidado preventivo de la salud, ya que puede ayudar positivamente a la hora de reducir el riesgo de contraer determinadas infecciones de transmisión sexual.
Por ejemplo, tal y como conoceremos en el apartado próximo en el que hablaremos acerca de cuáles son los principales beneficios de la circuncisión en los hombres, se trata de una opción útil para facilitar y mejorar la higiene, reducir el riesgo de sufrir infecciones urinarias y de transmisión sexual, previene la fimosis y reduce el riesgo de cáncer de pene.
Aunque los riesgos de someterse a una circuncisión pueden llevar a que un varón tome la decisión de finalmente no realizársela, lo cierto es que puede aportar una serie de beneficios que podrían llegar a compensar de alguna manera las complicaciones. No obstante, la adecuación del procedimiento depende del caso y debe decidirlo el médico.
- Reduce el riesgo de infecciones: Aunque no tan comunes como en las mujeres, lo cierto es que las infecciones urinarias son incluso menos frecuentes en aquellos hombres que se someten a una circuncisión. De otro lado, también ayuda a reducir el riesgo de contraer determinadas infecciones de transmisión sexual, como el VIH (aunque las relaciones sexuales deben igualmente continuar siendo seguras, con la debida protección).
- Mejora la higiene, haciéndola más sencilla: Especialmente en los niños, ayuda a que la higiene del pene sea mucho más sencilla y simple.
- Reduce el riesgo de fimosis: La fimosis consiste en un problema de la piel del pene, caracterizado por la estrechez de la abertura del prepucio, lo que influye en que sea casi imposible descubrir el glande parcial o totalmente, causando un tremendo dolor (y aumentando el riesgo de infección). En el caso de los hombres circuncidados, este problema prácticamente desaparece, disminuyendo casi al cien por cien el riesgo de inflamación del prepucio o del glande.
Entre las complicaciones que pueden llegar a surgir a la hora de someterse a una circuncisión, los más comunes suelen ser dos: sangrado e infección, además de aparecer algunos efectos secundarios relacionados directamente con la administración de la anestesia.
Hay que tener en cuenta que el prepucio es una de las partes más sensibles del pene; en consecuencia, extirparlo hace imposible un tipo de estimulación sexual bastante agradable.
La circuncisión en la mujer implica sobre todo la eliminación quirúrgica de una parte o todo el clítoris. Se realiza sobre todo en niñas muy jóvenes, entre la infancia y los 15 años de edad, en algunos lugares del mundo.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica como Mutilación Genital Femenina (FGM) o ablación del clítoris, lo que significa que se trata de un procedimiento que se lleva a cabo por razones no médicas.
Como manifiesta la propia OMS, la circuncisión femenina no tiene beneficios ni para las niñas ni para las mujeres, pudiendo ocasionar el desarrollo de sangrado severo, infecciones, quistes y complicaciones en el parto. Se convierte, por tanto, en una auténtica violación de los derechos humanos de niñas y mujeres. Pero sus complicaciones son aún mayores:
- Dolor severo, problemas urinarios e infecciones.
- Sangrado excesivo (hemorragia).
- Problemas menstruales.
- Problemas psicológicos.
- Muerte.
A pesar de ello se trata de una práctica que está aumentando peligrosamente en algunos países, como por ejemplo es el caso de Malasia, donde un estudio publicado en el año 2015 constató que alrededor del 93% de las mujeres musulmanas malayas habían admitido estar circuncidadas. ¿Los motivos? “Es un requerimiento del Islam”, ya que “protege a las niñas del sexo premarital” al disminuir el deseo sexual.
No obstante, a diferencia de lo que popular -y erróneamente- se tiende a pensar, la circuncisión femenina históricamente ya se realizaba antes de la aparición del Islam en el siglo VII. De hecho, actualmente no es una práctica que se lleve a cabo en la mayoría de países musulmanes, y en el propio Corán no es mencionada en ningún momento.
Y es que, a diferencia de la circuncisión masculina, que sí se ha demostrado que puede reportar beneficios médicos interesantes para la salud del varón, en el caso de la circuncisión femenina no ocurre lo mismo. Al contrario, a la aparición de riesgos serios que pueden derivar en la muerte de la niña, joven o mujer, se une la aparición de complicaciones graves como sangrado severo, riesgo de muerte, así como consecuencias a largo plazo, como problemas vaginales, urinarios y menstruales, problemas sexuales y psicológicos.
Por ejemplo, suele ser común que la niña o joven afectada padezca depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, autoestima baja… además de asociar, siempre, a la zona genital con el dolor.
Como hemos visto, mientras que la circuncisión masculina sí tiene beneficios médicos muy interesantes para el varón, incluso religiosas muy difundidas y extendidas en algunos países, en el caso de la mujer no ocurre lo mismo, convirtiéndose por tanto en un auténtico problema y en una violación de sus propios derechos.