Hace unos días, era noticia el pueblo Cordobés de Añora por ser el pueblo de España entre 1.000 y 10.000 habitantes que más había comprado en Amazon. Según detallaba esta noticia de El País, es una localidad que conjuntaba una serie de elementos que la hacían candidata para ello: personas con estudios superiores, sector ganadero que da cierto poder adquisitivo, el entorno rural en el que se enmarca, donde la compra online es una gran alternativa y, por último, con buenas comunicaciones, que facilitan las entregas. El comercio electrónico ha acabado llegando también a zonas geográficamente dispersas (uno de los mantras que se empleó con Internet desde un inicio).
Me acordaba de esta noticia leyendo esta mañana esta otra: “El agujero negro de Correos es la gran amenaza para el próximo ministro de Fomento". Correos es la empresa pública más grande de España. Tiene 52.514 empleados. En otros países, son empresas que atraviesan muchos problemas. En EEUU el servicio postal está cerca de la bancarrota. En Canadá, se prescindirá de la entrega de cartas y paquetes en los domicilios a partir de 2019. En Reino Unido se ha privatizado Royal Mail, una empresa que databa de hace 500 años.
Pero, Correos, creo que podría tener futuro. Dispone, actualmente, de tres divisiones: Correos y Telégrafos, la encargada del servicio postal universal; Correos Express, la responsable de los envíos de paquetería; y Correos Telecom, la que se encarga de la expansión en materia de comercio electrónico. En 2014, todo Correos gestionó casi 3.100.000.000 de envíos. Es una cifra que no para de caer, aunque a ritmos no “alarmantes” (200.000 menos en 2014 respecto a 2013). La cifra de negocio también bajó levemente. Tiene beneficios aun.
Lleva tiempo pendiente de la investigación de posibles ayudas públicas ilegales que la Comisión Europea está investigando. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sospecha si la financiación pública está sirviendo para subvencionar la línea de paquetería de Correos Express. Desde el 2001 hasta hoy, por el servicio postal universal, ha recibido 2.700 millones de euros. Tiene sentido que esto sean ayudas públicas. Hay lugares de entrega donde no es rentable el servicio en términos económicos, pero que en términos sociales no podemos dejar abandonado.
Correos Express sí ha aumentado el número de paquetes gestionados. Como decíamos antes, es la unidad responsable del envío de paquetes. No tiene una posición de mercado importante, solo un 10%. Pero crece. Por otro lado, en zonas rurales, 6.670 empleados de Correos trabajan día a día. Es la única franja de empleados que no se ha visto recortada durante la transformación digital que ha vivido el sector. La que sí se ha visto recortada es la de entrega urbana.
Ambos factores me parecen ilustrativos de lo que podría ser el futuro de Correos. Todos los años, se vaticina el fin de la profesión de cartero. Sin embargo, yo creo que puede tener hueco si abraza bien esta era de transformación digital y de nuevas cadenas de intermediación. Y es que esas afirmaciones suelen ignorar el crecimiento que le espera al comercio electrónico. Las cifras en España siguen por debajo de otros países europeos.
Con todo este panorama delante, ¿Qué puede hacer Correos? Piensen cuántas personas conocen que todavía envíen cartas manuscritas frente a las posibilidades que ofrece el email. Las notificaciones públicas y de empresas, cada vez se producen más por canales digitales (a mí, el banco, de hecho, me penaliza si un trámite lo puedo hacer digitalmente y trato de hacerlo en persona). Por lo tanto, la línea de mensajería, desde luego que no ofrece ningún valor añadido frente a los canales digitales.
Sin embargo, el comercio electrónico pudiera ser una tabla de salvación. El gran caballo de batalla del comercio electrónico es la logística, tanto directa como indirecta (la devolución de paquetes). En un país como España, con poca movilidad interna y con todavía mucho arraigo por “los pueblos”, la paquetería seguirá necesitando de la capilaridad durante mucho tiempo. Y esa capilaridad creo que es el principal valor añadido que tiene Correos. Los carteros, así, pasarían a ser “paqueteros”.
La competencia en el sector, no obstante, no es pequeña. En España, se calcula que se entregan 300.000.000 de paquetes al año. De los 27.000 carteros que decíamos antes Correos disponía, se calcula que entregan 6 paquetes al día (de ahí sale el 10% de cuota anterior). Correos creo que en parte ya se ha dado cuenta de lo que puede crecer ahí. La plataforma de Comandia (que facilita la creación de tiendas online) o Homepaq (que ofrece buzones en las comunidades de vecinos) son dos iniciativas que creo dan un poco en el clavo de los problemas que tienen muchos comercios para iniciarse en esta era online.
Les resulta caro lanzar una tienda online, les falta confianza para desarrollar su propia tienda con métodos de pago y sistema logístico propio y, además, la falta de conocimiento tecnológico siempre es un freno en nuestro país. Por todo ello, y a sabiendas que Correos -todavía- es una empresa pública, se podrían incluso crear mecanismos públicos para incentivar la adherencia al sistema de eCommerce de Correos.
Pero, aún más. Correos todavía no está muy diversificada. En Europa hay empresas similares, igualmente en proceso de transformación por la era digital, pero que sí ofrecen servicios financieros o logísticos. La capilaridad y red de distribución a todos los rincones de España -en España, por Ley, hay que llegar a todos los puntos-, ¿Por qué no permitiría entonces pensar en otros servicios de valor para Correos?
Por último, ¿Podrán los robots también amenazar esta era de entrega de paquetes? Los drones y Amazon ya están bastante aliados. Pues, como siempre digo, dependerá de lo que nos podamos diferenciar de los robots. Nuestro monopolio cognitivo es indiscutible, por lo que si podemos aportar valor en la distribución a partir de esas tareas, quién sabe que todavía sea Correos indispensable durante muchos años. Por lo tanto, quizás una entrega con un valor personal añadido, sea esa tabla de salvación de Correos. Y, la transformación digital y el comercio electrónico, en lugar de una amenaza, una oportunidad. Interesante evolución la que nos espera.