¿Quién no se acuerda de su primer test psicotécnico para demostrar la maña para conducir?
Según los requisitos de la Dirección General de Tráfico, debemos pasar un reconocimiento médico en el que se demuestre que gozamos de buena salud. Todo para poder obtener la licencia de conducir y renovarla.
Debemos tener en cuenta que estas pruebas deben administrarse en un Centro de Reconocimiento de Conductores que haya obtenido la aprobación. Este documento dará fe de nuestra completa aptitud física y mental para conducir. Ya que nuestra historia clínica debe ser conocida por el médico encargado de elaborar dicho informe.
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La DGT ha elaborado una lista de enfermedades que hacen que sea ilegal conducir un vehículo a motor en un esfuerzo por reducir los accidentes de tráfico.
Lo que significa que cualquier persona que tenga uno de ellos no podrá obtener o renovar su licencia. A menos que tenga un informe de su médico especialista que acredite su aptitud para conducir.
Las nueve categorías de estas enfermedades son: cardiovascular, vascular, endocrina, psiquiátrica, neurológica, digestiva, respiratoria, oncológica, crónica y degenerativa.
Números estudios lo han demostrado. Los conductores que tienen alguna de las enfermedades antes mencionadas tienen un mayor riesgo de verse involucrados en un accidente.
Hay demasiada preocupación por la demencia, por ejemplo, cuando se trata de enfermedades mentales. Según la revista de la DGT, una persona mayor con demencia en fase inicial tiene de 2 a 8 veces más riesgo de delinquir o sufrir un accidente. Eso si la comparamos con una persona sin la enfermedad.
El riesgo, sin embargo, varía según la enfermedad y qué tan avanzada está en su curso. Esta es la razón por la cual la evaluación y el juicio de un médico con respecto a la idoneidad de un paciente para conducir son tan cruciales.
Hay que extremar las precauciones porque la policía nos puede multar con hasta 6.000 € si nos pilla conduciendo sin permiso. Aun así, lo normal es que se quede en 200 euros.
Eso sí, siempre que a la persona en cuestión se le haya el permiso de circulación y no ha podido renovarlo por la aparición de alguna enfermedad.
En este caso, será multado por no tener una tarjeta renovada. Pero si la paga dentro del plazo voluntario, la multa puede reducirse al 50%.
La DGT afirma que todas las que supongan el impedimento de conducción. Estas incluyen la nefropatía por diálisis y el trasplante de riñón. Si han transcurrido más de seis meses desde la intervención en la primera situación, se podrá renovar la licencia.
Si no hay síntomas, las condiciones relacionadas con el cáncer permiten la renovación de la licencia dentro de uno a cinco años.
Las enfermedades vasculares, sin embargo, experimentan una ocurrencia comparable. Los paseos están prohibidos solo si existe riesgo de ruptura de un vaso sanguíneo.
Lo mismo sucede con las enfermedades crónicas y degenerativas. Hasta por tres años, se puede extender una licencia de conducir si tienen apnea del sueño en relación con problemas respiratorios.
Naturalmente, siempre que su informe médico sea favorable. La tarjeta no se puede renovar si la condición es dificultad para respirar persistente durante una actividad ligera o en reposo.
Por cuestiones neurológicas, si el piloto sufre un accidente isquémico transitorio y recibe informe favorable, su licencia podrá ser prorrogada por un año adicional. No puede renovarlo si ha tenido una convulsión o ha perdido el conocimiento durante el año anterior.