La llegada de la temporada de fruta de verano se acerca. En España, las frutas más consumidas en esta época son las sandías y melones. Sin embargo, surge un problema muy grave que ha denunciado la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos alrededor de estos productos.
Te contamos a continuación la problemática que ha llevado a dar la voz de alarma a los consumidores.
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La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha puesto en conocimiento de los usuarios la problemática que existe en las sandías y melones. Han recomendado a los consumidores vigilar el etiquetado de los productos, sobre todo el lugar de procedencia.
Según han podido comprobar, algunos supermercados compran sandías y melones desde países como Brasil o Senegal. Hasta aquí todo bien pero al llegar el producto a España, cambian la procedencia del producto a España cuando los venden a los consumidores en mitades o cuartos.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos ha afirmado que este acto vulnera la norma de etiquetado. Han señalado que no muestra de forma correcta el producto a la venta y su trazabilidad. Todo ello hace que el consumidor sea engañado y que se compra no sea fiable.
Si un supermercado compra fruta de otros países y luego cambia la procedencia del producto a España, estaría engañando a sus clientes. Esto es potencialmente engañoso e ilegal si se hace de manera intencional y sin el conocimiento o consentimiento de los consumidores.
Los consumidores tienen derecho a conocer la procedencia real de los productos que compran. Es importante, ya que la procedencia puede afectar su calidad, seguridad, sostenibilidad y ética. Los productos importados de otros países pueden estar sujetos a diferentes regulaciones y estándares de calidad que los productos locales, y es importante que los consumidores estén informados de esto.
Además, como hemos comentado antes, cambiar la procedencia de los productos puede tener consecuencias en términos de trazabilidad y seguridad alimentaria. Si un producto tiene problemas de seguridad o calidad, es importante que se pueda rastrear su origen para identificar y resolver cualquier problema.
Es imprescindible que los consumidores estén informados al comprar productos alimentarios. Sobre todo, que estén dispuestos a tomar medidas si sospechan que han sido engañados o si consideran que sus derechos como consumidores han sido violados. Si un consumidor sospecha que ha sido engañado por el etiquetado de un producto, puede tomar las siguientes medidas:
- Comprobar la información de la etiqueta
En primer lugar, el consumidor debe verificar la información de la etiqueta y asegurarse de que coincide con el producto que está comprando. Si hay discrepancias o información incompleta, es importante que el consumidor se lo comunique al establecimiento donde adquirió el producto.
- Presentar una queja
Si el consumidor cree que ha sido engañado, puede presentar una queja al establecimiento donde compró el producto. La mayoría de los supermercados y establecimientos comerciales tienen procedimientos para manejar quejas y reclamaciones de los clientes.
- Contactar a las autoridades competentes
Si el consumidor cree que ha sido víctima de un fraude alimentario, puede ponerse en contacto con las autoridades competentes. Principalmente, con aquellas en materia de protección al consumidor o salud pública. Estas autoridades suelen tener mecanismos para recibir y atender quejas y denuncias.
- Informar a organizaciones de consumidores
Los consumidores también pueden informar a organizaciones de consumidores sobre prácticas engañosas que hayan experimentado o conocido. Estas organizaciones pueden hacer campañas para informar a otros consumidores y presionar a las autoridades para tomar medidas contra los responsables de estas prácticas.