Logo whatsapp
Niña pintando con pintura

Interpretar los dibujos de los niños

Descubramos cómo interpretar el desarrollo cognitivo de los niños en función de sus dibujos

Aunque pueda parecer poco importante, el dibujo es un elemento vital para el desarrollo de los niños, puesto que trabajan la psicomotricidad, la creatividad y la expresividad, a la vez que se crean las bases para la escritura, ayudando incluso a desarrollar la personalidad del bebé.

Los niños empiezan a dibujar a edades muy tempranas. La curiosidad y la creatividad innata les empujan a experimentar con su cuerpo y los diferentes materiales, aunque al principio no haya una intencionalidad más allá del propio impulso creativo. A medida que crecen y maduran cognitiva y físicamente, los dibujos van complejizándose y aparece una intencionalidad o mensaje tras el dibujo, queriendo plasmar situaciones cotidianas de su vida o dar rienda suelta a su imaginación.

En este artículo  vamos a descubrir cómo podemos interpretar el desarrollo cognitivo de los niños en función de sus dibujos.

1. Primeros garabatos o garabatos descontrolados (18 a 30 meses)

Durante esta etapa el niño comienza a realizar trazos sin ningún orden, ya que todavía no ha desarrollado la motricidad fina, habilidad necesaria para poder sujetar correctamente el lápiz y hacer movimientos coordinados entre mano y ojo. Esta actividad de pintar de forma descontrolada genera placer en el bebé, con lo que es fácil que intenten pintar en cualquier superficie.

También se distraen con facilidad y muchas veces no miran al papel mientras pintan, con lo que seguramente estará solo unos pocos minutos dibujando. No pretenden representar nada, sino que es más bien una actividad física que ayuda al desarrollo motor del niño a la vez que les divierte.

2. Garabatos controlados (a partir de 30 meses)

Los pequeños empiezan a darse cuenta de que hay cierta relación entre sus movimientos y los garabatos del papel, con lo que se fijan más y van variando los movimientos para ver qué ocurre.

El desarrollo de su capacidad mano-ojo va avanzando y ya empieza a situar sus dibujos en un espacio. Sigue siendo una etapa muy física, con lo que aún no hay una intencionalidad detrás del dibujo y los colores no importan más allá del placer de la experimentación.

3. Dibujo simbólico (3-4 años)

Durante esta edad empieza una etapa de mucha importancia en el desarrollo del niño, ya que empieza a aparecer un significado en sus dibujos, aunque nosotros aparentemente no veamos nada. La coordinación del niño ha mejorado y es capaz de controlar sus movimientos y dibujar algo aproximado a lo que pretende. También dedicará más tiempo a los dibujos e intentará escribir cosas.

Niña dibujando una familia
El dibujo es un elemento vital para el desarrollo de los niños | Getty Images

Empieza a utilizar los colores de forma intencionada, aunque no significa que los colores se correspondan con la realidad, sino que son los colores que han elegido porque les apetece o les gusta.

Durante esta etapa  es importante que los adultos no intenten adivinar lo que representa el dibujo, sino que sea el niño quién lo explique, tanto para no hacerle cambiar de opinión como para no crearle inseguridades.

4. Etapa pre-esquemática (4-7 años)

Durante esta etapa los niños alcanzan la cumbre de la evolución de su garabateo. Los trazos ya tienen formas reconocibles y la mayoría de veces dibujarán figuras humanas. Los colores son cada vez más afines a la realidad, aunque seguirán optando a veces por usar los colores que más les apetezca.

Sus dibujos son más ordenados y dedicarán más tiempo a ellos, sin prácticamente distracciones. Será más fácil apreciar diferentes matices con los que podremos comprender diferentes aspectos de su vida, desde la situación familiar hasta traumas.

A partir de los seis años son capaces de realizar dibujos con más nivel de detalle, dibujando manos con 5 dedos (o al menos con dedos), orejas, diferentes peinados... además de empezar a incluir paisajes de fondo.

Desarrollando la creatividad infantil mediante el dibujo

Lo mejor sería que durante la primera infancia los padres y educadores traten de fomentar el gusto por el dibujo, ya que es una fuente infinita para el desarrollo de la creatividad. Para eso es necesario crear un espacio en el que el niño se sienta relajado y libre, a la vez que le enseñamos las superficies en las que puede o no puede dibujar. No es conveniente obligar al niño a dibujar, sino que tiene que ser una actividad espontánea controlada por el propio niño con base a su propia motivación.

Favorecer el dibujo en las edades infantiles tiene muchas ventajas en cuanto al desarrollo de los niños, como por ejemplo la mejora y dominio de la psicomotricidad fina, la iniciación a la lectoescritura, el incremento de la autoestima, el desarrollo de la comunicación, el fomento de la capacidad creativa, el reconocimiento y expresión de emociones, el progreso hacia la formación de la personalidad y la madurez psicológica.

Para potenciar la creatividad podemos sugerir diferentes materiales y técnicas de dibujo, como por ejemplo usando tizas o témperas, o creando figuras en tres dimensiones con la plastilina. Sobre todo en edades muy tempranas, cuando los niños aún no han desarrollado la motricidad fina, podemos intentar que experimenten con la pintura y el cuerpo, dibujando con las manos o los pies. Más adelante se pueden ofrecer materiales como brochas, pinceles o esponjas para estampar en una superficie. Lo más importante es que los niños disfruten de la actividad de dibujar y pintar y puedan expresarse libremente.