En España, actualmente, cada vez más mujeres se someten a cirugía para cambiar el aspecto de su pecho, ya sea por razones puramente estéticas (aumento o reducción del mismo) o de salud (cirugía reparadora tras un cáncer). La mayoría tienen edades comprendidas entre los 18 y los 29 años: es decir, se encuentran en “edad fértil” (años en los que una mujer puede quedarse embarazada de manera natural).
De hecho, otra mayoría dentro de este grupo aún no son madres y su mayor preocupación, a la hora de pasar por el quirófano, es si podrán alimentar a sus futuros hijos con leche materna. Dicha preocupación resulta lógica y es por ello que hoy queremos hablarte de la lactancia cuando los pechos han sido operados.
A continuación las cinco dudas y preguntas más frecuentes acerca de la lactancia materna con pechos operados:
Como ya hemos visto, dependerá del tipo de cirugía mamaria. Pero en principio sí, es posible lactar. En el caso del aumento de pecho, hoy en día, el tejido glandular no se ve afectado por la intervención quirúrgica (cuando la incisión es en el surco submamario, que es lo más común). Las prótesis de silicona se colocan detrás del músculo pectoral y la cicatriz se realiza en la parte inferior de la mama, de modo que no afecta al pezón. Sin embargo la reducción de pecho, por el tipo de intervención que se lleva a cabo, sí que puede afectar a la lactancia.
No existe evidencia científica que afirme que alguno de los componentes de las prótesis mamarias (la silicona o la solución salina interior) pueda pasar a la leche. Además, el tejido de cicatrización que se forma alrededor aísla las prótesis.
La mayoría de las mujeres producirá leche materna en cantidad suficiente, aunque otra minoría no lo conseguirá. En cuanto a la calidad de la misma, ésta no debería ser diferente a la de la madre no operada.
Esta cuestión dependerá de cuándo se realizó la cirugía: se recomienda que pase como mínimo un año hasta intentar el embarazo, para que el cuerpo pueda adaptarse a las prótesis; siendo el espacio óptimo de tiempo unos 5 años. Si la cirugía es demasiado reciente la correcta cicatrización puede verse afectada, ya que el embarazo provoca de por sí un aumento de pecho importante. También aumentan la vascularización (la cantidad de sangre que circula por nuestro organismo) y la retención de líquidos, contribuyendo a una mayor molestia.
Respecto al periodo de lactancia en sí, la mama tiende a doblar su volumen (ya aumentado previamente con la cirugía) por lo que: sí, las mujeres que amamantan con los pechos operados pueden sentir más dolor (de tipo opresivo) cuando estén llenos de leche.
Los posibles cambios estéticos en el pecho son, en realidad, debidos al embarazo. Es lógico que esto suceda porque, ya desde la gestación, nuestro cuerpo se está preparando para amamantar al futuro bebé. Por otro lado, la “brusca” subida de peso en el embarazo, y la posterior bajada igual de repentina, pueden hacer aparecer estrías.
Como tantas otras cosas en esta vida, “cada mujer es un mundo” y mientras unas recuperarán un pecho prácticamente igual al de antes de lactar (nunca exactamente igual, porque es un cuerpo que ha pasado por un embarazo), otras sí verán un cambio evidente.
En líneas generales la cirugía estética mamaria puede dividirse en tres: aumento de tamaño de la mama, reducción de la misma, y mastectomía (extirpación) con su posterior cirugía reparadora. Esta última, por razones evidentes, solo podemos considerarla en el caso de la mastectomía unilateral (extirpación de una única mama, siendo la otra sana y funcional).
Gracias a la implantación de unas prótesis mamarias, normalmente de silicona. Suponen la mayoría de las cirugías mamarias. Existen distintas técnicas quirúrgicas:
a) Incisión en el surco submamario: el corte se realiza en el pliegue inferior de la mama. La prótesis de aumento queda tras el músculo pectoral, por detrás de la glándula mamaria en sí. No afecta a la lactancia y es idónea para mujeres en edad reproductiva.
b) Incisión periaerolar: donde la prótesis se introduce a través de la areola, hasta quedar por detrás de la glándula mamaria. Pueden quedar cicatrices internas, que pueden dificultar, o incluso imposibilitar, la lactancia materna si los conductos galactóforos quedan dañados (aquellos por los que discurre la leche hasta el pezón). Además, se relaciona esta intervención con el riesgo de mastitis (inflamación, con o sin infección, mamaria durante la lactancia). Por tanto, sí que puede afectar a la lactancia y no se aconseja en mujeres que desean tener hijos.
Debido al exceso de glándula mamaria y de tejido graso, que hacen que la mama sea demasiado grande y dé problemas. Los conductos lácteos quedan interrumpidos o dañados durante la cirugía, y las cicatrices internas pueden dificultar la lactancia hasta el punto de no hacerla posible. La intervención puede también afectar a los nervios, de manera que aunque el bebé succiona el estímulo no llega al cerebro, y por ende no se eyecta la leche.
La lactancia después de un cáncer no solo es posible sino deseable, siempre y cuando la mujer no precise de tratamiento con quimioterapia. La mama que no ha sido extirpada deberá compensar la producción de leche para que esta sea suficiente, pero a priori será capaz de ello. El bebé se alimentará un solo pecho, pero este único pecho satisfará sus necesidades.
Porque no solo la lactancia materna es buena para el bebé: también lo será para la madre mastectomizada. Poder amamantar a su hijo será la mejor ayuda psicológica que tendrá para superar tan duro trance.
Una investigación realizada en 2013 y publicada por la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos, que estudiaba el efecto de la lactancia materna en mujeres sometidas a cirugía de aumento de pecho, concluyó que un año después de amamantar, el aspecto de las mamas no presentaba diferencias significativas con las mujeres que habían elegido alimentar con biberón a sus hijos.
En cualquier caso los especialistas aconsejan no perder de vista que, aunque el pecho esté muy ligado a la sexualidad y la erótica, y por tanto su estética sea importante para casi cualquier mujer; su principal sentido es el de procurar alimento al bebé.