Cuando estamos educando a nuestros hijos puede resultarnos todo un desafío saber decir “no” a los niños de forma positiva, pero es un pilar fundamental para el desarrollo psicológico de los pequeños.
El aprender a usar el NO será útil para nosotros como padres y educadores para establecer unos límites claros y razonables, pero también ayudará a que los niños y las niñas aprendan el valor de esa palabra, para que puedan ser personas asertivas y marquen ellos también sus propios límites con los demás.
La palabra NO puede ser un arma de doble filo: tiene mucha potencia y no da pie a confusiones, pero si la usamos en exceso puede perder su significado. Por eso como padres y educadores necesitamos herramientas y estrategias que nos permitan encontrar un equilibrio perfecto en el uso del NO, para que los niños entiendan la importancia de esa palabra y también sepan usarla de forma correcta, desarrollando así la comunicación asertiva.
La asertividad es una herramienta de comunicación que se encuentra a medio camino entre la agresividad y la pasividad, y nos sirve para defender nuestros derechos, expresar nuestras opiniones y realizar sugerencias de manera respetuosa, tanto para nosotros mismos como para los demás. La asertividad se puede aprender y mejorar, ya que se sustenta sobre la autoestima y la autoconfianza, con lo que cuanto más trabajemos esos aspectos, más fácil nos será comunicarnos de forma asertiva.
Comunicando las cosas de forma asertiva no nos asegura que nuestras peticiones sean escuchadas, pero predispondrá positivamente al receptor y nos hará sentir mejor con nosotros mismos por habernos hecho escuchar y saber reclamar nuestros derechos y necesidades sin dejarnos pisotear.
La mejor manera para desarrollar la asertividad de forma correcta es aprendiendo que no hay nada malo en decir que no cuando hace falta a través del ejemplo de los adultos. Por eso es importante reflexionar sobre la manera como queremos educar nuestros hijos para que puedan ser la mejor versión de ellos mismos.
En este apartado os presentamos una serie de consejos que os pueden ser útiles a la hora de abordar esta complicada misión.
Muchas veces lo que para nosotros puede parecer obvio, para los niños no lo es. Por eso es importante que siempre que queramos que un niño o una niña deje de hacer algo, tenemos que explicarle el porqué: de este modo les será más fácil interiorizar ese límite si entienden porque lo es y tiene sentido para ellos. A medida que los pequeños vayan madurando podremos hacer reflexiones más profundas e invitarlos a través de preguntas a que sean ellos mismos los que lleguen a la conclusión de por qué no se puede hacer eso.
Tal y como hemos explicado más arriba, cuando usamos el NO para todo acaba perdiendo significado. Lo mejor es intentar, siempre que sea posible, decir las cosas de forma positiva. Por ejemplo, si el niño o niña está jugando con la comida podemos decir que la comida es para comerla y que para jugar ya tenemos los juguetes.
A los niños no les gusta que les digan que no. Por eso van a hacer todo lo que les sea posible para que acabemos cediendo y cambiando el No por un Sí. Muchos padres terminan cediendo al ver a su hijo o hija llorando y pataleando, ya sea porque no saben cómo gestionarlo y quieren ponerle punto y final, o porque se sienten culpables.
En general es mejor no ceder ante los intentos de manipulación, porque si no el niño o niña creerá que cada vez que quiera algo solo tendrá que llorar para conseguirlo, convirtiéndose así en pequeños tiranos con cero tolerancia a la frustración.
Evidentemente puede haber excepciones y variables que influyen, pero si eso sucede también es importante explicar qué ha provocado el cambio de opinión y por qué es una excepción, y siempre es mejor hacerlo al cabo de un rato cuando el niño o niña ya no está llorando.
Si cuando negamos algo al niño o niña sentimos la necesidad de compensarle con otra cosa porque nos sentimos culpables, el pequeño asociará el hecho de que se le niegue algo con un premio alternativo, lo que puede provocar rabietas habituales para conseguirlo. Es mejor intentar razonar con él o ella para también aprender a gestionar la frustración de no obtener lo que quería.
Es importante que cuando vayamos a decir NO a un niño o niña, lo hagamos sin gritar, de forma firme y segura, pero sin alterarnos. Recordemos que además de poner límites estamos intentando que los pequeños aprendan a comunicarse de forma asertiva, y nosotros seremos las personas a las que imitaran sus formas de comunicación, con lo que tenemos que ser un buen ejemplo.
Estos son algunos de los consejos que podéis seguir para ayudaros a la hora de aprender a decir No a los niños, pero al final lo importante es ser conscientes que nuestro objetivo es que nuestros hijos crezcan en un entorno que puedan sentir como seguro, con confianza suficiente como para que puedan desarrollar la asertividad y la tolerancia a la frustración, y tener herramientas para establecer relaciones sanas con ellos mismos y las personas de su entorno. Y no hay nadie mejor que nosotros como padres y educadores para llevar a cabo esta complicada tarea.