Muchas personas cuando se enfrentan a un problema ponen el foco de atención afuera y pasan muchas horas convenciéndose de que la culpa no reside en ellas. Esto es debido a que es mucho más fácil pensar que la culpa no es tuya, ya que si es así no es necesario buscar una solución porque al no ser un factor tuyo, no tienes control sobre él. No obstante, esta opción no es ni la más recomendable ni la más eficaz, sobre todo a largo plazo, ya que sin una solución, el problema sigue existiendo.
Es entonces cuando se entra en un círculo en el cual existe un problema, se culpa a otros factores y este se repite porque no se ha solucionado. El hábito del darse cuenta nos ayuda a salir de ese círculo. El darse cuenta de lo que rodea a uno mismo, es el primer paso para cambiar, superar o gestionar lo que nos va sucediendo en nuestra vida cotidiana, el trabajo, los amigos, la pareja, los hijos, y demás.
Tomar consciencia pone luz a nuestros puntos ciegos, esos comportamientos o emociones que nos surgen de forma automática y reactiva, y que sentimos que son producto de las circunstancias sin darnos cuenta de cómo participamos nosotros mismos en su creación.
Crear el hábito del darse cuenta de que el cambio es necesario, va a requerir de nosotros algunas acciones conscientes:
- Poner el foco en algo distinto a lo que estamos acostumbrados. Solemos creer que el problema viene de afuera por lo que es importante que cambiemos esa creencia y empecemos a dirigir la mirada hacia nosotros mismos, no como culpables sino como co-creadores de nuestra realidad. Nos enfocamos en nosotros y en la experiencia presente, registramos nuestras percepciones, sensaciones, emociones y pensamientos para tomar consciencia desde dónde estamos reaccionando y el para qué lo hacemos.
- Empezar a ver qué aportamos nosotros en la creación de la situación presente que estamos viviendo. En este punto incluiríamos, por ejemplo, analizar las decisiones que hemos tomado y que consecuencias han tenido, así como analizar cuál ha sido el rol de esas decisiones en el resultado final. Si nos enfocamos en qué es lo que nosotros aportamos a la creación de la situación, nos damos la posibilidad del cambio, del aprendizaje y del propio beneficio constructivo.
- Estar dispuesto a mejorar o a realizar un cambio interno. Por mucho que detectemos el problema si realmente no tenemos la voluntad y la actitud adecuada no lograremos nada.
Saber y darnos cuenta de que somos partícipes y co-creadores de nuestras propias situaciones conflictivas es la mejor noticia que podemos tener, ya que solo aquí hay posibilidad de cambio y esta posibilidad te lo da el hábito del darse cuenta.