Hoy en día la inflación nos condiciona la cesta de la compra a la hora de ir al supermercado. Esta puede tener un impacto significativo en la economía y en el bienestar de las personas.
Si los precios de los productos y servicios esenciales aumentan más rápido que los ingresos de las personas, estas pueden tener dificultades para pagar por ellos.
Además, si la inflación se acelera demasiado, puede generar inestabilidad económica y afectar negativamente el crecimiento económico y el empleo.
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En febrero las legumbres y las verduras frescas se encarecieron un 11,2% a pesar de la rebaja del IVA. En conjunto, estos productos subieron un 2% respecto a enero.
Al mismo tiempo, acumulan un aumento del 16,6% respecto al mismo periodo del año anterior. La fruta fresca y el arroz también han subido. De hecho, este último hasta un 6%.
A pesar de ello, hay precios de otros productos que han bajado. Es el caso del aceite de girasol, que cayó un 8,5% en los dos primeros meses del año.
La pasta, que cayó un 3%, y la harina, que cayó un 2,7% sin la bajada de impuestos. El mismo efecto se puede ver en los huevos, que son ligeramente más bajos, en comparación con un aumento del 3% bajo la tarifa plana.
Hay productos que se salvaron de la inflación súbita. El vestuario, el calzado o las peluquerías experimentaron aumentos de precios mucho menores. Lo que refleja las diferentes formas en que cada sector desplazó los aumentos de costos a la principal fuente de inflación.
El éxito de estos servicios depende de distintos factores. Entre ellos destaca la calidad ofrecida, la ubicación del negocio, el precio, la atención al cliente, la publicidad y la competencia en el mercado. Dentro de lo que cabe, si se gestionan bien estos elementos, tendrán éxito y atraerán una clientela fiel y satisfecha.
La electricidad y el gas natural son los dos productos que más preocupan a los consumidores españoles en los últimos meses. Tanto por su peso en el gasto de los hogares como por su evolución.
La electricidad aumentó un 72% desde mediados de 2021 hasta finales de año. Con un aumento asombroso de más del 80% y el 100% interanual en la primavera de 2022.
Por su parte, los precios del gas natural no han parado de subir: un 11,3% en 2021 y otro 10,6% en 2022. En ambos casos, a partir de enero de 2023, el Instituto Nacional de Estadística (INE) empezó a incluir en su seguimiento los contratos de mercado libre. Lo que previsiblemente reducirá la volatilidad de sus índices.
La subida del precio de alquiler puede tener un impacto significativo en las personas que buscan alquilar una vivienda. Especialmente si el aumento es significativo o se produce de manera repentina.
En algunos casos, los inquilinos pueden optar por buscar viviendas más asequibles en otras áreas. O pueden tener que reducir sus gastos en otros ámbitos. Todo para hacer frente al aumento de los costos de vivienda.
Es importante destacar que, en muchos países, existen leyes y regulaciones que limitan el aumento del precio del alquiler, al mismo tiempo que protegen a los inquilinos de aumentos abusivos.
Estas leyes y regulaciones pueden variar según la jurisdicción y es recomendable informarse de las mismas para conocer nuestros derechos y opciones. De hecho, los inquilinos también pueden buscar asesoramiento legal para comprender sus derechos y opciones en caso de precios altos de alquiler.