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Niño pequeño mirando las escaleras

Qué es el efecto Pigmalión y cómo afecta a la educación la profecía autocumplida

Es interesante analizar la profecía autocumplida porque puede afectar tanto positiva como negativamente

Puede ser que alguna vez hayáis oído hablar sobre el efecto Pigmalión o profecía autocumplida, pero no sepáis exactamente en qué consiste este fenómeno. A lo largo de este artículo intentaremos explicar de forma sencilla en qué consiste el efecto Pigmalión, de dónde surge este curioso nombre y de qué manera puede afectar a la educación y aprendizaje de los niños y jóvenes.

¿Qué es el efecto Pigmalión?

El efecto Pigmalión (también llamado profecía de autocumplimiento o efecto Rosenthal en ámbitos educativos) hace referencia a una posible influencia de la creencia que puede tener una persona sobre otra en el rendimiento de esta última. Es decir, liga de forma directa las expectativas iniciales que se tiene sobre las capacidades de una persona y el rendimiento que esta misma persona acaba teniendo.

Este efecto Pigmalión puede darse básicamente en tres ámbitos: el social, el laboral y el educativo, y aunque nosotros nos centraremos básicamente en la manera como afecta en el ámbito educativo y familiar, es fácilmente extrapolable a los otros dos ámbitos.

Es interesante analizar la profecía autocumplida porque puede afectar tanto positiva como negativamente. El efecto positivo es al que hace referencia el término de “efecto Pigmalión” propiamente dicho, afianzando aquella característica sobre la que se quiere influir y produciendo un aumento de autoestima. El efecto negativo lo llamamos  “efecto Golem”; produce una disminución de la autoestima de la persona y también una disminución o desaparición del aspecto sobre el que se está influyendo.

El mito de Pigmalión y Galatea

El fenómeno del efecto Pigmalión debe su nombre al protagonista de un mito de la Grecia antigua relatado por Ovidio en su “Metamorfosis”. En este mito, Pigmalión es el rey de Chipre y un escultor muy habilidoso que pasa toda su vida buscando a la mujer perfecta para convertirla en su esposa, pero no lo consigue. Como Pigmalión considera a las mujeres imperfectas, se propone esculpir en marfil a una mujer hermosa y libre de imperfecciones.

Pigmalión proyecta en su obra todos sus deseos, expectativas y gustos, siendo esta un reflejo de su creador. A medida que la escultura iba tomando forma el escultor se iba enamorando de la mujer, a la que llamó Galatea. Pigmalión reza a los dioses para que le concedan una mujer parecida a la esculpida en marfil, deseo que la diosa Afrodita finalmente le concede. Así pues, cuando Pigmalión llega a casa, besa la estatua y esta cobra vida, convirtiéndose en una mujer que a su vez también se enamora de Pigmalión.

El efecto Galatea

Así como el efecto Pigmalión hace referencia a la manera como afecta a nuestro rendimiento las expectativas que los demás tienen sobre nosotros, el efecto Galatea hace referencia a la manera como nos afectan nuestras propias expectativas. Es decir, si una persona se siente capaz y segura de sí misma seguramente tendrá más posibilidades de alcanzar sus metas, ya que va a dirigir su conducta hacia esos objetivos. Por el contrario, si se siente incapaz e insegura tendrá más dudas y le será mucho más sencillo fijarse en sus fracasos, haciendo que su compromiso con esos objetivos sea más frágil.

Estos dos fenómenos tienen una relación muy directa entre ellos, ya que las expectativas que tienen los demás pueden influir mucho en la manera como nos sentimos nosotros respecto a nuestras propias capacidades, y también a la inversa,  la manera como nos sentimos nosotros y lo que proyectemos al exterior va a influir en la manera como los demás nos ven.

Profecía autocumplida: el efecto Rosenthal en la educación

El efecto Pigmalión o profecía autocumplida también puede recibir el nombre de efecto Rosenthal. Rosenthal era un profesor de psicología social de la universidad de Harvard que junto a Leonore Jacobson, directora de escuela, inició un famoso experimento para demostrar los efectos de la profecía de autocumplimiento en la educación.

Rosenthal y Jacobson pasaron unos test de inteligencia no verbal a los alumnos a principio de curso, informando a los profesores que la prueba predecía la capacidad intelectual de los alumnos. A continuación seleccionaron al azar una muestra del 20% de los alumnos de cada clase, convirtiéndose así en el grupo experimental. Se comunicó a los profesores que los alumnos seleccionados presentaban un potencial de progreso mayor, mientras que del resto no se dijo nada, convirtiéndose estos últimos en el grupo de control.

Tras 8 meses se volvió a pasar un test de inteligencia a la totalidad de los alumnos, mostrando una mejora significativa en el grupo experimental en comparación con el grupo de control. Es decir, aquellos alumnos que habían sido calificados como más capaces habían mejorado más que el resto.

Este experimento permitió demostrar que las expectativas positivas que tienen las personas de nuestro alrededor tienen un efecto directo en nuestro rendimiento y nuestros resultados, ya que generan un mejor clima y se muestran más abiertos a dar información y retroalimentación, dando también más oportunidades y presentando mayores retos. De esta manera, los alumnos “elegidos” tienen más recursos para desarrollarse y mejorar sus habilidades, ya que parten de una base más estable.

El efecto Pigmalión negativo

La otra cara de la moneda sería los alumnos que acaban etiquetados como “malos estudiantes” o “menos inteligentes”, ya que recibirán menos atenciones y si hay buenos resultados no se reforzarán tanto (o muchas veces en absoluto), haciendo que el estudiante pueda acabar perdiendo la motivación y dudando de sus capacidades.

Lo interesante de este experimento es que podemos ver cómo se desdibuja el concepto del “ser”. Una persona no “es” de forma estática y permanente, sino que va cambiando y evolucionando al interactuar con su entorno y a través de sus vivencias, y los educadores tienen un papel que puede ser vital a la hora de compensar diferencias socioeconómicas entre los alumnos, pudiendo reforzar más aquellos que pueden tener dificultades añadidas para alcanzar su máximo potencial.

En palabras de Johann Wolfgang Goethe, poeta y dramaturgo alemán: si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero, si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser.