Por “síndrome de la clase turista” se conoce la formación de coágulos de sangre en las extremidades inferiores, patología conocida como trombosis venosa profunda, como consecuencia de la inmovilidad a la que obliga el reducido espacio existente en este tipo de asientos del avión. Si bien no existen estudios de largo alcance que relacionen de forma concluyente esta patología con los vuelos de larga duración, observar sencillos consejos permiten reducir el riesgo de que los trombos aparezcan.
La trombosis venosa profunda (TVP) es la formación de coágulos o trombos en la vena femoral profunda, situada en las extremidades inferiores. Según informa el doctor Pedro Cabrera, jefe del servicio de Neumología del Hospital Doctor Negrín, de Gran Canaria, una de las causas que explica la aparición de estos trombos es la circulación sanguínea más lenta y dificultosa en esta zona del cuerpo (estasis venoso).
“El estasis venoso suele darse principalmente en personas que permanecen en cama largos periodos”, indica el doctor Cabrera. “Estas personas mantienen los músculos de las piernas relajados durante mucho tiempo, lo cual dificulta la circulación y facilita la formación de trombos”. La situación puede ser fatal si los coágulos se desprenden y llegan hasta el pulmón, pudiendo llegar a producirse la muerte.
Aunque aún no existen estudios concluyentes al respecto, los vuelos de larga duración pueden considerarse como un factor adicional de riesgo de trombosis venosa profunda. “Los pasajeros pueden pasar muchas horas sin mover las piernas, con lo que la relajación de los músculos hace más lenta la circulación y la formación de coágulos tiene más posibilidades de producirse”, señala el doctor Cabrera, “aunque esto también ocurre en personas cuya profesión les obliga a mantener la misma postura durante un tiempo prolongado, como pueden ser las peluqueras”.
Las personas que tienen problemas circulatorios, como las varices, aquellas que hayan padecido trombosis anteriores, y quienes padecen enfermedad obstructiva crónica (EPOC) o insuficiencia cardiaca, constituyen la población con mayor riesgo de sufrir TVP. “Si a este peligro ya existente sumamos la inmovilidad que implica la realización de un viaje largo, la posibilidad de que los trombos se formen aumenta”, explica el doctor Cabrera.
Las embarazadas también se encuentran dentro de la población de riesgo de sufrir trombosis venosa profunda. “El propio útero aumenta de tamaño durante la gestación, dificultando el retorno venoso de las extremidades inferiores, siendo frecuentes los edemas al final de la tarde en una embarazada.
Si a esto sumamos la inmovilidad que implica un viaje en avión durante varias horas, se explica la aparición del riesgo de una complicación de este tipo”, señala el doctor José Luis Pérez-Arellano, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical del Hospital Insular de Las Palmas.
En cualquier caso, los pasajeros que deban permanecer en un espacio reducido durante un intervalo largo de tiempo como consecuencia de un viaje en avión pueden disminuir la posibilidad de trombosis venosa de forma sencilla. En opinión del doctor Cabrera, “basta con dar un pequeño paseo cada dos horas o realizar sencillos ejercicios en las zonas más espaciosas del avión, como ponerse en cuclillas. También podemos contraer de vez en cuando los músculos de las piernas mientras permanecemos sentados, ya que de este modo se facilita la circulación venosa profunda”.
Así mismo es aconsejable beber con regularidad pequeñas cantidades de agua con el fin de evitar la deshidratación, ya que la falta de agua espesa la sangre y aumenta el riesgo de coágulos. Incluso se recomienda la ingestión de aspirina, siempre que no esté contraindicada por otros motivos, ya que este medicamento tiene efectos anticoagulantes.
Si tras la realización de un trayecto prolongado se observa una hinchazón persistente y no habitual en las piernas, los especialistas recomiendan acudir de inmediato a un centro hospitalario, donde se administrará un tratamiento anticoagulante para disolver el trombo. Según informa el doctor Cabrera, “la situación podría revestir mayor gravedad si se experimenta dolor torácico, falta de aire o respiración dificultosa”. En estos casos habría que acudir un servicio de urgencias hospitalario para ser atendido por un neumólogo.
Mueva las piernas cada cierto tiempo, realizando contracciones que faciliten la circulación venosa profunda.
Levántese del asiento cada hora y de varias vueltas por el pasillo.
Beba suficiente agua para evitar la deshidratación.
No adopte una posición forzada ni cruce las piernas si va a dormir.
No coloque el equipaje en el espacio destinado a las piernas.
Lleve ropa holgada, aflójese el cinturón y los cordones de los zapatos y utilice medias y calcetines elásticos.
Evite tomar alcohol y bebidas con cafeína, ya que tienen efectos diuréticos.