Durante muchos años ha existido la concepción de que el estrés solo afecta al plano psicológico, pero lo cierto es que gracias a los conocimientos científicos actuales sabemos que también existen consecuencias a nivel físico. Seguro que no te es desconocida la sensación de tensión muscular tras unos duros días de trabajo, y esto puede ir a peor si no aprendemos cómo relajarnos.
Cuando nos estresamos, nuestro cuerpo expresa las emociones en el plano físico de forma inmediata. Tensamos la mandíbula y los músculos que rodean los ojos, la boca, el cuello y la espalda. Esta reacción se produce porque el cuerpo se pone alerta ante un estímulo negativo, y no desaparece hasta que este se va. Es decir, a nivel biológico existe para protegernos ante potenciales peligros, y no es algo dañino a no ser que el estrés se haga crónico.
En caso de que esto suceda, la tensión muscular acumulada por un estrés constante produce dolores de cabeza o musculares, contracturas y hasta espasmos musculares.
Existen diversos métodos con los que relajar la musculatura sin necesidad de recurrir a tomar medicación. Puedes probar a tomar una ducha caliente o realizar alguna actividad física no muy intensa, como el yoga, cuyos ejercicios tiene un gran beneficio frente a los dolores musculares. Del mismo modo, las infusiones y los suplementos naturales resultan de gran utilidad. La valeriana, la tila, la lavanda, la manzanilla o la melisa son algunas de las hierbas conocidas por sus efectos calmantes.
Respecto a los suplementos, comprar CBD te puede ayudar a mejorar la tensión muscular, ya que, además de ser eficaz como relajante, tiene efectos antiinflamatorios y analgésicos.
Evitar que se acumule la tensión en nuestro cuerpo es la mejor forma de combatir todos estos dolores. Lo ideal, aunque no siempre posible, es llevar un estilo de vida que nos aleje del estrés. Evitar por completo el estímulo que nos produce ansiedad es, en muchos casos, inviable, pero lo que sí podemos hacer es cambiar la forma en que reaccionamos ante él.
Prioriza y delega: Puede parecer obvio, pero lo cierto es que el estrés aparece a menudo cuando intentamos sacar adelante más cosas de las que somos capaces. En este caso, teniendo claro a qué le damos prioridad podemos organizar mejor nuestro día. También es importante delegar tareas y pedir ayuda, ya que a veces nos obcecamos en hacer todo nosotros mismos, tanto a nivel personal como profesional, cuando no siempre es necesario.
Mindfulness: El mindfulness es una técnica de relajación que nos ayuda a tomar plena conciencia de nuestras emociones. Su finalidad es hacer desaparecer la frustración o la ansiedad al facilitar su autogestión.
Puedes investigar acerca de las diferentes técnicas que hay, aunque una de las más comunes consiste en focalizar la emoción y analizar qué impacto tiene en nuestro cuerpo, entendiendo en qué grupos musculares se centra la tensión. Después imaginamos la emoción en forma de nube que se va alejando, con lo que logramos un estado de relajación y una mejora del autocontrol emocional.
Técnicas de relajación: Existen varios tipos, como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva o incluso el yoga. Conocer y tener siempre a mano algunos recursos de relajación para aquellos momentos en los que nos sobreviene el estrés nos permitirá moderarlo para que no se acumule la tensión muscular. Te aconsejamos dedicar, al menos, tres veces en semana a aplicar estos métodos.