La dependencia es entendida como una enfermedad crónica que requiere de un tratamiento de dichas dependencias donde la abstinencia, la educación, la reinserción y la modificación de los factores de vulnerabilidad son fundamentales.
Mediante una rehabilitación integral se busca trabajar los aspectos dañados de la persona y reforzar los recursos existentes apuntando a la recuperación de la dignidad, la autoestima y la calidad de vida, perdidas por el consumo, devolviendo al rehabilitado a su medio familiar y sociolaboral como una persona nueva.
El modelo de tratamiento de dependencias tiene las siguientes características:
- Está basado en una visión psicosocial, lo que implica una consideración integral de la problemática del paciente.
- Es un tratamiento de dependencias multidisciplinario, de manera que responde específicamente a las complejas necesidades de los pacientes.
- Consta de un tratamiento personalizado, reconociendo las diferencias individuales y de severidad variable de la enfermedad adictiva.
- Es un tratamiento de dependencias dinámico, en permanente evaluación del plan de tratamiento de manera que se adapte a la evolución del paciente así como a los cambios de su contexto ambiental.
Previo al establecimiento de un plan de tratamiento de dependencias para el paciente, se efectúa una evaluación integral, que tiene por objetivo determinar los problemas en las dimensiones médica, psicológica y social, además de determinar su severidad y urgencia de intervención.
Una vez efectuada esta evaluación multiprofesional (psiquiatra, psicólogo, terapeuta familiar y terapeuta ocupacional), el equipo jerarquiza los problemas y plantea intervenciones específicas para cada uno de ellos. Tales intervenciones se organizan en un plan de tratamiento de dependencias que se plasma en una proposición concreta con tipo, frecuencia y costo de cada intervención.
Esta etapa finaliza con una devolución, en la cual se explican al paciente y/o a su familia los problemas detectados y las soluciones planteadas.
A grandes rasgos el tratamiento de dependencias persigue los siguientes objetivos:
1. Inicio y mantención de la abstinencia de sustancias. La gran mayoría de los pacientes puede realizar esta etapa de forma ambulatoria si es posible estructurar un ambiente protegido. En un porcentaje menor de pacientes se requiere una hospitalización, de aproximadamente 2 a 3 semanas para lograr la abstinencia.
Se abordan, de igual modo, los problemas médicos y/o psiquiátricos concomitantes (ej: depresiones). Estos objetivos se alcanzan por lo general dentro de los 2 primeros meses de tratamiento.
2. Reinserción social. Una vez conseguidos los objetivos precedentes se busca la estabilización precoz de la vida familiar y social del paciente, lo que incluye su reinserción laboral segura. Sin embargo, en un porcentaje importante de pacientes no es necesario suspender el trabajo para iniciar tratamiento dependencias. Estos objetivos habitualmente se consiguen dentro de los 4 a 6 meses siguientes.
3. Modificación de factores de vulnerabilidad. Luego de haber logrado la reinserción social se inicia un proceso de terapia psicológica (que puede ser individual y en algunos casos adicionalmente grupal) que pretende resolver conflictos emocionales y características de personalidad que pueden haber determinado el inicio de la adicción o que pueden determinar recaídas futuras.
En esta etapa también se desarrolla eventualmente una terapia familiar que pretende solucionar los conflictos en las relaciones interpersonales como consecuencia de la adicción.
Esta terapia familiar puede iniciarse en los primeros meses de ser necesaria para la estabilización familiar. El tratamiento de dependencias habitualmente concluye al año de iniciado, aunque intervenciones aisladas, como la terapia individual, pudieran extenderse algo más en el tiempo.
Durante todo el tratamiento de dependencias es necesaria la monitorización al azar del consumo a través de tests de drogas en orina o a través de la detección de alcohol en aire expirado.