En ocasiones resulta desconcertante hablar sobre los cambios físicos y psicológicos que comporta la etapa posterior del parto, pero es importante darles la importancia que tienen respecto a la salud.
En muchos casos se desconoce qué tipos de cambio puede sufrir el cuerpo femenino después del alumbramiento o, simplemente, cuál es el proceso de recuperación posparto. Así pues, a continuación te presentamos las verdades incómodas sobre el puerperio.
A continuación te desglosamos nueve situaciones que probablemente te encontrarás después de dar a luz y quizás no te las hubieras planteado precisamente de esa forma:
La primera de las verdades incómodas sobre el puerperio que te vamos a descubrir es que, tras el ansiado y temido parto, no llega la normalidad de golpe y sin secuelas, ya que el proceso de recuperación completo del aparato reproductor, después de dar a luz, tiene una duración aproximada de entre seis y ocho semanas. Esto hace un total de unos 40 días, razón por la cual a esta etapa también se la conoce como cuarentena. Por tanto, ten presente que la normalización de tu cuerpo no llegará de forma tan inmediata como podrías pensar.
Tanto durante el parto como en el periodo de puerperio, se dan muchos cambios hormonales que facilitan el alumbramiento y, en los días posteriores, la recuperación del órgano reproductor femenino. Además, hay un aumento de prolactina que provoca la subida de leche a las mamas.
Todo este cocktail de química natural que sucede en tu cuerpo durante el puerperio puede traer como consecuencia una mayor alteración anímica de la que estés acostumbrada con relación a la que tiene lugar debido a los ciclos ováricos.
Ésta es una de las verdades incómodas sobre el puerperio que a su vez está relacionada con otra: la de la alteración hormonal abordada en el punto anterior. Se trata de la subida de leche a los pechos, que puede provocar inflamación, irritación y/o pinchazos. Normalmente, no se trata de un dolor muy intenso y puede mejorar poniendo paños fríos en la zona del busto.
Otro ejemplo de verdades incómodas sobre el puerperio que no se suelen comentar, es la existencia de los entuertos y loquios en los días posteriores al alumbramiento. Se trata de movimientos de contracción del útero para cerrar la herida del desprendimiento de la placenta, recuperar el tamaño original de la matriz y sí, pueden llegar a ser bastante dolorosos.
Por otro lado, los loquios son aquellas pérdidas de sangre derivadas de estas contracciones uterinas. Durante los primeros momentos son de un color rojo intenso, pero conforme avanzan los días, el color se vuelve más apagado y va disminuyendo la cantidad. Sería como tener una menstruación, pero más abundante y continuada en el tiempo, pues dicho sangrado se mantiene hasta la remisión total del útero a su tamaño originario (aproximadamente).
Durante los meses de embarazo, el suelo pélvico ha tenido que soportar mucho pecho y esto puede dejar secuelas a nivel de incontinencia urinaria. En algunos casos este problema desaparece de forma natural con el tiempo, cuando se recupera el tono muscular de la zona si este no ha sufrido excesivos daños, pero en ocasiones requerirá una rehabilitación de la zona perianal más intensiva para restablecer esa normalidad.
Este es otro factor físico agrupado en estas verdades incómodas sobre el puerperio. La ralentización intestinal, junto a una pérdida de la fuerza abdominal, puede favorecer el estreñimiento en los primeros días del puerperio. Realizar una dieta rica en fibra durante este proceso, podría facilitar este aspecto, así como el consumo de suficiente líquido para hidratar las heces y favorecer su evacuación.
Sí, otra de las verdades incómodas sobre el puerperio es que, por regla general, no quedará el vientre plano que presentan las famosas en primera página de revista tras dar a luz. La "barriga de embarazada” continuará ahí, normalmente durante unos meses, hasta que los músculos abdominales recobren su forma original (ya que durante el embarazo, se estiraron para facilitar el crecimiento del bebé).
Pero volvemos a lo de siempre: el estado físico del cuerpo previo al embarazo y la salubridad de los hábitos alimentarios de la gestante antes y durante el embarazo influirán en gran medida en la capacidad de recuperación de esta zona.
Después del esfuerzo invertido en el parto, junto al estreñimiento, no es de extrañar que estas venas hinchadas tan dolorosas aparezcan. La aplicación de frío en la zona afectada ayudará en gran medida, así como el uso de algún tipo de pomada que tenga la capacidad de ayudarla a remitir. Pero en caso de utilizarla y estar dando el pecho a tu bebé, recuerda advertirlo a tu médico o farmacéutico, pues habría determinados componentes contraindicados en tal situación.
Otra de las verdades incómodas sobre el puerperio y de las que no todo el mundo habla, son las alteraciones psicológicas que pueden aparecer tras el parto. El enorme desafío que supone ser madre junto a los cambios hormonales que esto a su vez comporta, pueden ser los ingredientes del caldo de cultivo perfecto para dar lugar a esa inestabilidad emocional que tanto afecta a quienes acaban de dar a luz.
Si bien se trata de un proceso normal en el puerperio, en el caso de agravarse los síntomas (como una tristeza intensa y demasiado duradera en el tiempo) convendría recurrir a un especialista para prevenir una posible depresión postparto.
Como podemos observar tras esta lista de verdades incómodas sobre el puerperio, este no es un proceso tan rápido y sencillo como puede parecer en un principio. Algunos de los aspectos mencionados antes son comunes para todas las mujeres y otros dependerán de cada cuerpo.
Si bien el puerperio es un proceso que toda mujer ha de pasar tras el parto y puede ser una etapa más o menos incómoda, lo esencial es contar con información para discernir de forma adecuada lo que entra dentro de la normalidad y lo que no. En caso de duda, lo mejor es consultarlo con tu comadrona de confianza, pues todo aquello que se escape de sus conocimientos, ella misma te sabrá recomendar a quién consultar.